El análisis químico en el impuesto sobre bebidas alcohólicas

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Son muchas las sustancias que permiten obtener alcohol: azucaradas como la uva, la vinaza, la caña o la remolacha, y las amiláceas, como la patata, el maíz o la cebada, pero sea cual sea la materia prima utilizada, siempre es el resultado de la fermentación natural en la que no interviene la mano del hombre.




El alcohol etílico -o etanol-, se obtiene por fermentación natural de sustancias vegetales, azucaradas por un proceso bioquímico natural producido por la acción de las levaduras en un ambiente pobre de oxígeno. Las levaduras son microorganismos unicelulares que toman el oxígeno que necesitan para vivir de determinadas sustancias azucaradas. Este proceso de respiración, denominada anaeróbica, transforma cada molécula de azúcar en dos moléculas de alcohol etílico y otra dos de anhídrido carbónico. También se obtiene de sustancias amiláceas -ricas en almidón-, que una vez transformado en azucares, se obtiene alcohol. La patata, el maíz, la cebada, son sustancias amiláceas que proporcionan líquidos alcohólicos gracias a un proceso previo, que transforma estas sustancias en azucaradas. El almidón es un polisacárido, resultado de la unión de moléculas de glucosa, formando largas cadenas que mediante la acción de determinadas enzimas se rompen, transformándose en unidades más pequeñas, los azúcares, que una vez fermentados se obtienen los líquidos alcohólicos. En suma, son muchas las sustancias que permiten obtener alcohol: azucaradas como la uva, la vinaza, la caña o la remolacha, y las amiláceas, como la patata, el maíz o la cebada, pero sea cual sea la materia prima utilizada, siempre es el resultado de la fermentación natural en la que no interviene la mano del hombre.

Entonces, el alcohol es un compuesto de formula CH3-CH2-OH, obtenido a partir de diferentes materias que concretan su singularidad, en especial el alcohol obtenido a partir de la uva, pues a partir del alcohol vínico se elabora una gran variedad de productos, como el brandy, el coñac, el armañac, aguardiente de vino, etcétera, a diferencia del whisky o el ron, que se elaboran con alcohol no vínico, procedente de cereal u otras plantas amiláceas.

Con respecto al impuesto, los aguardientes, licores y demás bebidas espirituosas se clasifican en la partida NC 2208 de la nomenclatura desglosadas en las subpartidas definidas, según la clase y tipo de producto de que se trate. La subpartida NC 2208.20, por ejemplo, incluye el aguardiente de vino o de orujo de uvas, distinguiendo por tipo de producto. El término genérico brandy se emplea para todos los destilados de vino, a diferencia de los destilados de grano (Irish Wisky, bourbon) y de patata (vodka), o de licores aromatizados (anís, absenta, genciana), e incluso de los destilados de otras frutas (calvados), o de los aguardientes de orujo (grappa, orujo). Algunos tienen denominaciones específicas como el cognac, el armagnac o el brandy de jerez, que tienen una subpartida específica que los distingue de los demás. Por su parte, el término «holanda» designa el aguardiente incoloro y aromático que se destila del vino y que, una vez criado, permite obtener el brandy.

El análisis de los productos

Luego, el «origen del alcohol» determina la clase y las propiedades del producto —vino, vermut, wisky, brandy, ron, vodka, grappa, etcétera—, pero también determina el impuesto que soporta, lo que hace que sea ineludible observar su procedencia. La procedencia del alcohol contenido en una bebida alcohólica puede detectarse mediante métodos analíticos, basados en el contenido isotópico del carbono y oxigeno, después de las fotosíntesis de los vegetales. Los isotopos son átomos cuyo núcleo contiene el mismo número de protones, pero diferente número de neutrones.

En el transcurso de la fotosíntesis, la asimilación del gas carbónico por los vegetales se efectúa según dos tipos de metabolismos: los metabolismos C3 (ciclo de Calvin) y los metabolismos C4 (Hatch y Slack). Estos dos mecanismos de fotosíntesis presentan un fraccionamiento isotópico diferente. Así, los productos derivados de plantas C4, tales como los azúcares, presentan contenidos del isotopo carbono 13, más elevados que sus homólogos provenientes de plantas C3. La mayor parte de los vegetales, tales como la viña y la remolacha, pertenecen al grupo C3, la caña de azúcar y el maíz pertenecen al grupo C4. La medida del contenido en carbono 13 permite entonces detectar y cuantificar el azúcar de origen C4 (azúcar de caña, isoglucosa de maíz) y de origen C3 (mostos de uva, vino). Las informaciones combinadas del contenido en carbono 13 permiten, igualmente, la cuantificación de la adición de mezclas de azúcares o de alcoholes que tienen como origen plantas C3 y C4 (RESOLUCION OENO 17/2001).

Por consiguiente, el control de la autenticidad de vinos y mostos, así como el origen del alcohol en las bebidas espirituosas, se lleva a cabo por medio de la relación isotópica de los isótopos estables del oxígeno, 18O/16O, y la relación isotópica 13C/12C. Los resultados de los análisis se expresan en parámetros de relación isotópica de la muestra comparada con las de referencia, una vez seleccionada la base de datos a contrastar. Los resultados de los análisis se muestran en términos de discriminación isotópica, es decir, por la variación de abundancia isotópica de la muestra. La composición isotópica de los elementos se expresa comúnmente bien como "razón isotópica R" de la pareja de isótopos considerados (13C/12C) o bien como valor «δ»  . El valor «δ»   de una muestra dada representa, por tanto, la diferencia, en partes por mil, entre su razón isotópica y la del patrón, referida a este último. Su valor depende por tanto del patrón de referencia adoptado. Un valor positivo o negativo indica que la muestra es, respectivamente, más rica o pobre en el isótopo pesado que el patrón.